
13 Jun Sudán del Sur: misión entre los desplazados y los niños de la calle
Los frailes en Sudán del Sur prestan un servicio de apoyo pastoral a la población local, así como en sus múltiples formas de hacerlo. Nos lo comparte Fr. Federico Gandolfi, guardián del convento franciscano en Yuba desde 2015. La fundación de los hermanos menores incluye el territorio de Sudán y Sudán del Sur y para ello hay cuatro misioneros en servicio: dos en Yuba y dos en Jartum.
En Yuba, Fr. Federico es párroco de la Parroquia de la Santísima Trinidad y, junto con otro hermano, se encarga también de la atención pastoral de un campo de desplazados internos, en el cual viven 31.000 personas desplazadas, todas ellas pertenecientes a la tribu Nuer, en oposición a la tribu Dinka, actualmente al gobierno. “Tenemos un gran trabajo de paz y reconciliación por hacer”, continúa Fr. Federico, “de asistencia bajo todos los puntos de vista”. Este es el campamento que el Papa Francisco debía visitar en su visita a Sudán del Sur, prevista para el próximo mes de julio, pospuesta por sus problemas de salud.
Los frailes menores implicados en la misión están constantemente en contacto con el sufrimiento. “Como sacerdote, me llaman a menudo para el sacramento de la unción de los enfermos”, explica Fr. Federico, “he visto personas en todas las condiciones, esqueletos vivientes”. Los frailes reciben todo tipo de peticiones de ayuda, incluso servicios de taxi para llegar a los hospitales, ya que la gente no tiene coches para llegar. “Nuestra vida como franciscanos es muy sencilla, salpicada de momentos de oración en común en la fraternidad, a los que intentamos aferrarnos, aunque se vean interrumpidos por las necesidades que el país nos plantea y a las que intentamos responder”, relata el fraile.
La pobreza y el sufrimiento de la población siguen dependiendo de la inestabilidad económica del país, consecuencia de la sangrienta guerra civil, que duró ocho años y cuya violencia aún no ha remitido del todo. “En 2016 vi la guerra, los muertos”, dijo Fr Federico. “El odio tribal es fuerte y aumenta año con año. Incluso hoy en día, fuera de la capital hay historias de luchas a todos los niveles, por razones tribales, políticas, de dinero. La vida aquí no vale mucho”.
Por razones de seguridad, los hermanos respetan el toque de queda todos los días y regresan a casa antes de las 18:30 horas, porque entonces sería peligroso quedarse fuera. Sin embargo, durante el día dedican tiempo a la atención pastoral de ocho pueblos que se extienden hasta 75 kilómetros de la capital. Desde 2017, ellos y un grupo de voluntarios también salen a la calle en las zonas más desfavorecidas de la capital para ayudar a los niños de la calle. “Son jóvenes entre 12 y 20 años”, explica el fraile de Yuba, “viven abandonados en la calle y por eso les llevamos atención médica, a veces comida, asistencia psicológica. Pasamos el tiempo con ellos, charlamos un poco y esto es bueno para ellos”.
Visita del Ministro General
Del 6 al 10 de junio, el Ministro General, Fr. Massimo Fusarelli, visitó Sudán del Sur para reunirse con los hermanos que trabajan en Yuba y Jartum, mostrando su cercanía con ellos. También le acompañaban 13 hermanos recién profesos temporales de esta nueva presencia de la Orden en África, para la que se necesitan hermanos de servicio, como había señalado el Ministro General cundo lanzo la llamada misionera a principios de mayo. “El ministro vino a escuchar nuestras dificultades, nuestros retos, al igual que las cosas buenas que hemos hecho y que nos han hecho bien durante estos años de misión”, dice Fr. Federico, “el ministro también escuchó a todos los profesos temporales, que han venido aquí de vacaciones, ya que siguen estudiando en Uganda, Zambia y Tanzania. Acompañado por Fr Peter Tindo, presidente de la fundación, el Ministro General visitó el 6 de junio el centro pastoral de Yuba y la nueva casa de las hermanas. Las reuniones institucionales incluyeron una con el nuncio y el encargado de negocios del Vaticano, y otra en el arzobispado de Yuba. El Ministro General también visitó a los misioneros combonianos y dedicó momentos de reflexión a los laicos de la parroquia. El 9 de junio, Fr. Massimo hizo una parada en el Centro de Paz Kit – Buen Pastor y posteriormente en el campo de desplazados internos. “Sudán del Sur es una tierra joven, atravesada por tanta vida, sufrimiento y conflicto, comentó Fr. Massimo Fusarelli, sigue siendo un grito de paz y justicia, que sólo Dios puede hacer crecer en su Espíritu”.
“El ministro quiso darnos un proyecto de vida, una visión de esta misión, y nosotros también compartimos nuestra visión», dijo Fr. Federico, “el carisma franciscano nos lleva entre los desplazados, entre los que aún viven en la guerra, en el norte del país, entre los que viven en condiciones miserables debido a los desastres ambientales, en el centro del país, o con los leprosos en otra zona. Como hermanos podríamos estar en cualquier lugar, por lo que discernimos con nuestro ministro general”. Fr. Federico cuenta que le conmovió la primera misa celebrada por el ministro general en una pequeña iglesia de Juba con techo de hojalata y paredes de barro: “Fue conmovedor ver al sucesor de San Francisco celebrando la misa para nuestros jóvenes hermanos allí mismo, en esta zona tan remota, en la periferia del mundo”.
B.G.