Beata María Domingo Mantovani
La Beata María Domingo Mantovani (1862-1934) se dedicó desde joven a la catequesis, al apostolado y al ejercicio de las obras de misericordia. Recibió la llamada del Señor a través del beato Giuseppe Nascimbeni, párroco de Castelletto di Brenzone, que le invitó a ser colaboradora en la fundación de la Congregación de las Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia. Como primera Superiora General, contribuyó sustancialmente a la elaboración de las Constituciones, inspiradas en la regla de la Tercera Orden Regular de San Francisco de Asís. Su obra sirvió para completar la del Fundador al imprimir a su familia religiosa las notas distintivas del espíritu de oración, de laboriosidad y de humildad, que han marcado su vida y acción en la Iglesia y en el mundo. A la muerte de Nascimbeni en 1922, siguió guiando el Instituto con fortaleza de ánimo y prudencia, gran sabiduría y adhesión a la voluntad de Dios. Antes de morir tuvo el consuelo de ver la obra continuada por cerca de 1200 religiosas, esparcidas en 150 casas filiales en Italia y en el Extranjero, al servicio de múltiples actividades apostólicas y caritativas. Fue beatificada en el año 2003. El milagro propuesto para la canonización se produjo en el año 2011 en la diócesis de Bahía Blanca, en Argentina, en favor de una niña que padece una grave patología neurológica.
Venerable Siervo de Dios Cosma Spessotto
El Venerable Siervo de Dios Cosme Spessotto nació en Mansué (Treviso) en 1923. Religioso de los Frailes Menores enVéneto, recibió el orden sacerdotal en 1948. Desde su juventud cultivó el deseo de ser misionero en China. Sus aspiraciones de ir al lejano Oriente se vieron bloqueadas a causa de expulsión de los misioneros católicos y, por lo tanto, fue enviado a El Salvador, donde desempeñó el ministerio de párroco en la diócesis de San Vicente, hoy Zacotecoluca. Dentro un contexto marcado por profundas injusticias sociales y desgarrado por sangrientas luchas fratricidas, fue un auténtico testigo del Evangelio, llamando a todos, con la palabra y el ejercicio de las obras de misericordia, a la paz, al diálogo, a respetar la vida. Su obra de reconciliación provocó el odio de los enemigos de Cristo, quienes lo mataron a manos de sicarios, aun cuando estaba en el altar al terminar de celebrar la santa misa en la iglesia parroquial de San Juan Nonualco, el 14 de junio de 1980. Su causa de beatificación inició en junio de 2000.
