“Un día un hermano le preguntó a Francisco por qué todo el mundo va detrás de ti, no eres hermoso, no eres particularmente hábil, ¿Por qué todo el mundo va detrás de ti?”. Con esta pregunta comenzó Fr. Massimo Fusarelli OFM su homilía durante la Eucaristía de la Solemnidad de San Francisco en Santa María de los Ángeles, Porciúncula, Asís. Para responder a esta pregunta que resuena todavía hoy con tanta fuerza, nos recordó cómo Cristo se hizo verdaderamente hombre según el plan de Dios, y habló de tres puntos de la humanidad de Francisco que responden a esta pregunta:
En el primer punto nos dijo que para responder a nuestra vocación humana, debemos ocuparnos de los demás y aprender a empezar siempre de nuevo, como Francisco que al final de su vida dijo a los hermanos “yo he hecho mi parte, Cristo os enseña la vuestra... empecemos de nuevo hermanos”, nos invitó a aprender, a empezar de nuevo sin cansarnos, aun cuando parece difícil; recordando a los hermanos que ha encontrado durante sus visitas nos dijo: “en mi servicio a la Orden tengo el privilegio, puedo decirlo, de encontrar gente en todas partes del mundo, en el último mes estuve en Siria y Sudamérica, he conocido gente afectada por la guerra en Siria, gente que está siendo probada por la violencia y la pobreza en Bolivia y Argentina y aun así encuentro siempre esos reparadores y reparadoras de brechas que vuelven a empezar, que apuestan por la vida, por la realidad, es aquí donde veo que Francisco es verdaderamente actual."
El segundo punto fue sobre la humanidad de quien sigue a Jesucristo, es decir, la Cruz, el dolor y el sufrimiento, “Francisco ha aprendido a entrar en un misterio no sólo de dolor, porque no amamos el dolor por el dolor, sino de amor y dolor, en el Alvernia esto alcanzará su punto más alto, como Francisco afrontó sus muchas enfermedades, como siempre llegó aquí al encuentro con la hermana muerte”, afirmó.
En el tercer punto de su homilía comentó el Evangelio de Lucas donde el gozo de Jesús consiste en que los misterios del reino de Dios están abiertos a los sencillos, a los pequeños, a los que no pretenden entender para controlar o para dominar... y así, para llegar a ser hombres y mujeres según el corazón de Dios, debemos aprender a dar pasos atrás en nuestro deseo natural de controlar la realidad, a nosotros mismos, a los demás, las situaciones que nos rodean, como hizo Francisco “en un determinado momento, el Señor hace comprender a Francisco que aquella fraternidad, aquellos hermanos, no son suyos, no puede controlarlos ¡le pertenecen a Jesucristo! ... Francisco aprendió verdaderamente a no controlar más la realidad, a restituirla al Señor y así vio florecer plenamente su humanidad, de la misma manera también la de los hermanos, aceptando que empezaban a seguir un camino distinto al que él había abierto, los pequeños de los que habla Jesús por los que da gracias al Padre, son aquellos que no sólo renuncian al control, a dominar, sino que por eso se abren a la novedad que Dios sabe crear”.
