Compartimos este comunicado de Fr. Manuel Corullón Fernández, quien nos cuenta su experiencia de como se esta ayudando a las victimas del terremoto en Marrakech:
El 8 de septiembre de 2023, mientras la iglesia católica terminaba la celebración festiva de la solemnidad de la Natividad de la Virgen María, la tierra tembló, está vez en la región de Marrakech, 85 kl al sur de la capital turística del Reino Alauita.
San Francisco de Asís cantó a la tierra llamándola, madre y hermana, porque nos sustenta y en cierto modo rige nuestros destinos y nos proporciona todo lo necesario. El Papa Francisco haciéndose eco del Cantico de las Criaturas de San Francisco, nos recordaba que la tierra sufre, tiembla y ruge.
Más allá de toda previsión, y lejos de cualquier alarma posible, poco antes de medianoche la tierra tembló. En la ciudad de Marrakech muchas de las casas del barrio del Melah, el más antiguo de la Medina, la ciudad antigua, se derrumbaron como un castillo de naipes, mientras otras construcciones más robustas y modernas resistían al temblor que dejaba huella con grietas y algunos desperfectos. La casa de los frailes y la iglesia de los santos Mártires franciscanos de Marrakech, templo parroquial, resistió el temblor con algunos desperfectos que el tiempo nos dará la ocasión de reparar, la cruz de la iglesia quedó inclinada como si mirara con veneración y respeto a las víctimas del terremoto.
Pasada la primera conmoción me lancé a convocar a todos los agentes de pastoral social de nuestra comunidad parroquial de Marrakech, en una primera reunión de urgencia a la que asistían cristianos y musulmanes la respuesta fue clara, ¡vamos a actuar!. Activamos inmediatamente un protocolo de urgencia entre todas las fuerzas vivas de la parroquia, amigos colaboradores, antiguos miembros del a comunidad parroquial, y entre todos los que mandaban a unos y a otros sus mensajes de solidaridad.
El lunes 11 de septiembre organizamos el primer convoy humanitario subiendo las montañas del bajo Atlas. Subimos en cuatro vehículos cargados de bienes de primera necesidad, comida, ropas, productos de aseo e higiene personal, tiendas de campaña, generadores eléctricos… El camino de subida a la montaña era realmente triste al ver como la destruición aumentaba a menudo que nos acercábamos al epicentro del terremoto que afectó toda la región en el eje Marrakech-Taroudant. Llegamos a un primer pueblo que nos esperaba gracias a algunos contactos de miembros de nuestra comunidad parroquial, allí tuvimos tiempo para estar, escuchar, compartir, acompañar algunos enfermos al hospital de campaña, ayudar a montar las tiendas.
Las intervenciones de Caritas Marrakech como brazo de la pastoral social de nuestra comunidad parroquial no ha dejado ni un solo momento de estar en plena actividad para recibir todo tipo de dones, entrar en contacto con distintas asociaciones de la sociedad civil marroquí, enviar ayudas a orfanatos, a pueblos aislados donde sólo podían llegar los helicópteros del ejército, la redacción de proyectos de urgencia humanitaria a distintos organismos internacionales, la gestión del voluntariado, la clasificación de los dones y la preparación de convoyes humanitarios que suben a la montaña cada segundo día.
En medio de esta urgencia humanitaria cabe destacar la situación de urgencia en la que se encontraron nuestros hermanos emigrantes subsaharianos, a los que se les unión más pobreza a la miseria al a que ya viven. Al alojarse en los barrios y casas más abaratas y por lo tanto más antiguas, muchos e quedaron en la calle y pasamos tres días para poder reubicarlos a todos.
En medio de toda esta situación he aprendido, o mejor aún, puedo decir que estoy aprendiendo tres cosas importantes: la gran solidaridad del pueblo marroquí que nos está dando una gran lección de fraternidad frente a la tan común frialdad de nuestra indiferencia; el amor de tantas personas de nuestra comunidad parroquial por Marruecos y su gente, poniendo al ser servicio de todos su tiempo y sus recursos con un generosidad admirable; el diálogo interreligioso islamo-cristiano que estamos viviendo y palpando a través de la compasión.
Durante estos días un amigo marroquí me dijo: “Si uno yo tengo un pan, y tú no tienes ninguno, entre los dos tenemos cada uno medio pan, lo que tenemos lo hemos recibido para compartir”
Fray Manuel Corullón Fernández, OFM
Párroco de Marrakech
Presidente de Caritas Marrakech
24 de septiembre de 2023
