Del 22 al 24 de abril se dio cita el primer encuentro de Hermanos Laicos de la COMPI; asistieron alrededor de unos 40 hermanos de nueve provincias, aproximadamente un tercio del total de Frailes Laicos de la Conferencia.
El tema elegido para el evento fue “Sic et simpliciter”, o “así y sencillamente”. Dicha expresión representa muy bien la síntesis a la que se ha llegado en estos días: con la profesión de la Regla, el hermano menor entra en una vida y en una vocación ya completas en sí mismas, sin que nada le falte para una vida plena en el seguimiento del Señor Jesús.
De hecho, la elección del logotipo (toma las dos “S” del título para formar una cadena de ADN) tenía este propósito: recordarnos que la vida del fraile laico ya tiene todo el ADN de la identidad del hermano menor. El anhelo común de todos era dar, como Hermanos laicos COMPI, una aportación a toda la Orden para crecer más en conocer, vivir y proclamar la identidad del hermano menor, “sic et simpliciter”, con la certeza de que nuestra vocación encierra un enorme potencial para la Iglesia y la sociedad de nuestro tiempo.
El encuentro se llevó a cabo en el Santuario del monte Alverna, que celebra el Centenario de los Estigmas en este 2024. La calurosa y fraterna hospitalidad de la comunidad que custodia el Monte Santo nos introdujo en dos días verdaderamente intensos y hermosos, que supusieron un precioso momento de crecimiento para la vida de cada uno de los hermanos presentes. Hemos vivido algunos momentos muy significativos de oración personal y comunitaria en el lugar de los Estigmas; hemos escuchado con atención las aportaciones del Fr. Bill Short, del Definidor general, Fr. Cesare Vaiani, y el mensaje del Ministro general, Fr. Massimo Fusarelli; nos hemos dedicado al trabajo en grupo y en asamblea; por último, vivimos hermosos momentos de vida fraterna. El fruto de este trabajo se ha recopilado formulando algunas propuestas sencillas y concretas que se enviarán a la Conferencia Internacional de Hermanos Laicos del 2025 y eligiendo a cuatro delegados para que las hagan llegar a los hermanos de toda la Orden.
Regresamos a nuestras fraternidades con el corazón lleno de gratitud por el Padre de la Misericordia, por la fraternidad del Alverna y por los hermanos que organizaron este encuentro el cual, estamos seguros, reforzó en cada uno de nosotros la alegría y la conciencia de ser “Hermanos de Cristo, profundamente unidos a Él, primogénito de entre muchos hermanos”.
