"Llevo los estigmas de Jesús en mi cuerpo" (Gal 6,17).
Con estas palabras, el apóstol Pablo habla de sus sufrimientos, tribulaciones y enfermedades soportadas por causa de Cristo. Pablo se complace en presumir de estas marcas impresas en su carne con quienes pretenden gloriarse del signo de la circuncisión, un signo que también marca la carne de quienes lo reciben. Este pasaje de Pablo se refiere a "la impresión metafórica del carácter permanente que deja el bautismo en el alma del creyente".
Por otra parte, los estigmas de Jesús impresos en el cuerpo de Francisco de Asís sí tienen este significado metafórico y espiritual mencionado en Gálatas 6, 14-18; pero van más allá de esta interpretación porque son signos reales impresos en el cuerpo de Francisco y por eso son estigmas reales. Representan su profunda pasión por Cristo y son signos concretos del amor misericordioso que el Dios vivo ha impreso en su cuerpo y que, obviamente, se convierten en una invitación a la compasión por los hombres que Cristo vino a redimir con su pasión, muerte y resurrección. No puede haber pasión sin compasión, porque una es proporcional a la otra, como las dos caras de una misma moneda.
