“¿Dónde está Dios durante este tiempo de guerra?”.
Esta y otras preguntas fueron formuladas por Fr. Massimo Fusarelli, Ministro general, en su homilía durante la Misa de Nochebuena, celebrada en la Iglesia de Santa María Mediadora, en la Curia general de la Orden.
Vivimos en un periodo en el cual parece que las tinieblas se imponen sobre las luces: la oscuridad de la guerra, la muerte, la violencia, el caos... un túnel sin fin, que a menudo aplasta las luces tenues de la Esperanza, la Alegría, el Amor.
“La Navidad”, dijo Fr. Massimo, “es esta esperanza en medio de la oscuridad, es la luz en las tinieblas, es la posibilidad que nunca hubiéramos podido recibir por nosotros mismos. Y a pesar de ello, brilla una Estrella, repetimos en la oscuridad de esta noche”.
Por eso, como creyentes y cristianos, el Señor que viene nos invita a no perder la fe y a buscar, aunque sea en los pequeños signos, esas luces que pueden iluminar nuestras vidas.
En la noche del 800 aniversario de la Navidad en Greccio, no faltaron referencias a la gran intuición que Francisco tuvo en el Valle del Rieti: “Sobre ese poco de paja, con un buey y un asno a su lado, Francisco hizo celebrar la Eucaristía, cantó el Evangelio y proclamó la palabra del Evangelio a los presentes. [...] Así se da a conocer nuestro Dios: en un misterio de pobreza y limitación, que nos hace acoger y bendecir nuestra humanidad, que continua a ser humilde y pequeña. [...] ¡Estamos en la oscuridad y aun así vemos la luz!”.
Fr. Massimo concluyó expresando que el deseo para todos consiste en que la Navidad pueda enseñar a las personas a reconocer esta Luz y darles la fuerza, el valor y la fe para llevarla por todo el mundo, particularmente en aquellos lugares abrumados por las tinieblas.
