El pasado lunes 21 de octubre, en el antiguo Ex-convento de San Francisco, en la legendaria ciudad de Tzintzuntzan, Michoacán, arcaica capital del Reino Purépecha, se llevó a cabo la apertura del Año Jubilar que conmemora el Quinto Centenario de la llegada de Fray Martín de la Coruña y sus compañeros a esta porción del territorio mexicano, donde nació la Provincia Franciscana de los Apóstoles Pedro y Pablo de Michoacán, en México.
Ante un acontecimiento tan relevante para la vida provincial y para la Iglesia local, los franciscanos de Michoacán se dieron cita en este lugar tan simbólico para su historia, pues allí se custodia la memoria de aquellos santos varones, hijos del Pobrecillo de Asís, que desgastaron su vida anunciando la Buena Nueva de Jesús a los pueblos originarios de esta región, y cuyos cuerpos aún descansan en este lugar.
A esta magna celebración asistieron los Hermanos Menores, las Hijas de Santa Clara, las Hermanas de la Inmaculada Concepción, los Franciscanos Seglares y el pueblo de Tzintzuntzan, para dar gracias a Dios, a través de la Eucaristía, por las maravillas que ha obrado a lo largo de estos cinco siglos.
La homilía fue dirigida por el Ministro Provincial, Fr. Enrique Muñoz Gutiérrez, OFM, quien invitó a los presentes a ser agradecidos con Dios, que trajo a este lugar el mensaje de salvación, sirviéndose de una generación de varones evangélicos, que desprendiéndose de todo vinieron a estas tierras. Dijo: “fueron enviados, primero por Jesús y después por sus superiores, a sembrar la Buena Nueva al país de los lagos y las montañas, a la tierra de los pescadores”. En su discurso, el Ministro también recordó las obras, que Fray Martín de la Coruña, padre fundador de esta Provincia, Fray Maturino Gilberti, Fray Jacobo Daciano y otros hermanos, iniciaron en este santo lugar, y que quedaron para la historia como una fuente de la evangelización y la cultura.
Después de la celebración y del convite fraterno, una vez más los frailes dejaron Tzintzuntzan, seno fecundo de esta Provincia, y regresaron a sus Conventos en Guanajuato, Querétaro, Chihuahua y Texas, ahora con un nuevo anhelo de ser mejores que ayer, agradecidos con la historia, con sus antepasados, con esta ciudad y su gente por recordarles que vale la pena donar la vida por el anuncio del Evangelio, porque al sembrar con generosidad se cosechará después en abundancia.
Por la Secretaría Provincial