Los frailes franciscanos provenientes de las seis provincias estadounidenses se congregaron el 16 de octubre en el Sheraton Kansas City Crown Center, ubicado en Kansas City, Mo. Con un renovado espíritu de fraternidad, celebraron el emblemático Capítulo de Unión, un evento que simboliza años de dedicada oración y meticulosa planificación, culminando en la formación de la Provincia de Nuestra Señora de Guadalupe, que se extiende de costa a costa.
A lo largo de esta semana del Capítulo sinodal, estos hombres intercambiarán relatos sobre sus vivencias como Hermanos Menores, consultarán opiniones de otros, invocarán la guía del Espíritu Santo y discernirán juntos sobre cómo seguir recorriendo juntos este peregrinaje .
El Ministro general Fr Massimo Fusarelli OFM, abrió su discurso al Capítulo señalando que «todos los cristianos deben ser capaces de proyectar a los demás el sentimiento de que en el cristiano se encuentra algo especial: la presencia divina que transforma toda la vida. Los que nos ven deben sentirse atraídos a estar con nosotros, tienen que sentirse atraídos, incluso sin que nos demos cuenta, por nuestro modo de vivir en la caridad, en la alegría, es decir, en el Señor. Para que esto se realice, es necesario que los cristianos vivan verdaderamente el espíritu del Evangelio. Al celebrar el Centenario de la Regla, redescubrimos este texto como aquello que nos permite aferrarnos celosamente al Evangelio».
«Estas palabras nos recuerdan que debemos elaborar un discernimiento para nuestras opciones», subrayó. «No podemos limitarnos a echar un vistazo rápido al interior con el objetivo de la autoconservación, sino que debemos estar abiertos al mundo y a sus complejas realidades, incluida la creación: éste es el entorno en el que resuena hoy la palabra eterna del Evangelio, que nos permite releer y reinterpretar la Palabra de un modo vivo y orientado a nuestro tiempo».
El proceso de discernimiento que ha reunido a los frailes ha sido fruto del trabajo, la creatividad y la imaginación, subrayó Fr. Massimo.
«Ustedes se aferraron los unos a los otros para reconocer que el Señor también está con ustedes en este nuevo tiempo », afirmó. «Esta es la razón por la que aceptaron “sentarse a la misma mesa”. Me parece una imagen muy adecuada para expresar la realidad de apertura que ha vivido cada hermano y cada Provincia. De hecho, en este camino creo que cada uno ha aprendido a adquirir algo, renunciando a otra cosa. Es una lógica pascual de muerte y vida, que está en el corazón del Evangelio. No se trata sólo de la supervivencia de lo que hemos conocido hasta ahora y de aquello a lo que emocionalmente no sabemos renunciar; es reconocer y dejar crecer una novedad, mientras se acompaña un tipo de realidad hacia su conclusión natural».
«Será muy importante, según Fr. Massimo, el cómo decidamos ser frailes, dónde elegiremos vivir, con y entre quién plantaremos nuestra tienda y de qué manera seremos capaces de responder a la llamada a vivir el Evangelio en un mundo muy diferente».
«Queridos hermanos, les confío estas sencillas notas al comienzo del camino de la nueva Provincia de Nuestra Señora de Guadalupe en EE.UU. Los invito a cada uno de ustedes a sostener el borde del manto de cada uno de sus hermanos. Así llegarán a saber que el Señor camina con ustedes en este camino. Es algo nuevo y nos da esperanza; también suscita algunos temores y, con las palabras del Señor, extiendo el mandato evangélico: “No tengan miedo”, porque es el Espíritu Santo quien camina delante de nosotros y a nuestro lado. Reciban su suave aliento, permitiendo que sus corazones vayan más allá de cualquier obstáculo, atreviéndose a hacer aún más, como ya lo han hecho con las misiones de Cuba y Puerto Rico».
A continuación, Fr. Massimo presentó una síntesis de las prioridades de cara al futuro, afirmando que una realidad post-religiosa exige que aprendamos cómo:
«No están solos en este camino», recalcó Fr. Massimo en su conclusión. «Toda la fraternidad internacional de nuestra Orden los observa y los alienta. El Definitorio general se compromete a estar cerca de ustedes y a caminar junto a ustedes. Con estos sentimientos de corazón, les saludo como su servidor y hermano en San Francisco y Santa Clara. Que Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de las Américas, esté con ustedes y los guíe con el mismo amor y cuidado que mostró a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin y a las innumerables generaciones de sus devotos a lo largo de los siglos».
Por Eileen Connelly, OSU
