San Francisco es conocido como el hombre que más se asemejó a Cristo, vivió “como un hombre nuevo y de otro mundo”, como el hermano universal, como un hombre de paz y de reconciliación, como el Poverello, el amante de los pobres, el cantor de la creación. Es verdad. Pero Francisco de Asís es ante todo un místico, un verdadero contemplativo, un enamorado de Cristo, pobre y crucificado. Francisco no es solo un hombre que reza, sino, como dice su biógrafo Tomás de Celano, es un «hombre hecho oración». La presencia de Dios lo transfigura, hasta convertirlo en otro Cristo.
I. Oración ante el Cristo de San Damián
II. Saludo a las virtudes
III. Saludo a la bienaventurada Virgen María
IV. Alabanzas al Dios altísimo
V. Cántico de las criaturas
VI. Alabanzas que se han de decir en todas las horas
VII. Exhortación a la alabanza a Dios
VIII. Paráfrasis del Padrenuestro
IX. Te adoramos
X. Oficio de la Pasión del Señor
XI. Oración a la Trinidad
XII. Invitación a restituir todos los bienes al Señor
XIII. Oración y acción de gracias
XIV. Feliz quien ama al Señor
XV. Bendición al hermano León
Salve, reina sabiduría,
el Señor te salve con tu hermana
la santa pura simplicidad!
¡Señora santa pobreza,
el Señor te salve con tu hermana
la santa humildad!
¡Señora santa caridad,
el Señor te salve con tu hermana
la santa obediencia!
¡Santísimas virtudes,
a todas os salve el Señor,
de quien venís y procedéis!…
¡Salve, Señora, santa Reina,
santa Madre de Dios, María,
virgen hecha iglesia,
elegida por el santísimo Padre del cielo,
consagrada por él con su santísimo
Hijo amado y el Espíritu Santo Defensor,
en ti estuvo y está
toda la plenitud de la gracia y todo bien!
¡Salve, palacio de Dios!
¡Salve, tabernáculo suyo!
¡Salve, casa suya!
¡Salve, vestidura suya!
¡Salve, esclava suya!
¡Salve, Madre suya!
Y, ¡salve, todas vosotras santas virtudes,
que, por la gracia
e iluminación del Espíritu Santo,
sois infundidas en los corazones de los fíeles,
para hacerlos, de infieles, fieles a Dios!
Tú eres el santo Señor Dios único, el que haces maravillas.
Tú eres el fuerte, tu eres el grande,
tú eres el altísimo,
tú eres el rey omnipotente; tú Padre santo,
rey del cielo y de la tierra.
Tú eres el trino y uno,
Señor Dios de los dioses;
tú eres el bien, el todo bien, el sumo bien,
Señor Dios vivo y verdadero…
Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te corresponden
y ningún hombre es digno de pronunciar tu nombre.
Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,
especialmente el señor hermano sol,
él es el día y por él nos alumbras;
y es bello y radiante con gran esplendor:
de ti. Altísimo, lleva significación…
…Todo ser viviente alabe al Señor.
Alabad al Señor, porque es bueno;
todos los que leéis esto, bendecid al Señor.
Criaturas todas, bendecid al Señor.
Aves todas del cielo, alabad al Señor.
Niños todos, alabad al Señor.
Jóvenes y doncellas, alabad al Señor.
Digno es el cordero que ha sido sacrificado,
de recibir la alabanza,
la gloria y el honor.
Bendita sea la santa Trinidad e indivisa Unidad.
San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
¡Oh santísimo Padre nuestro:
creador, redentor, consolador y salvador nuestro!
…Venga tu reino: para que reines en nosotros por la gracia,
y nos hagas llegar a tu reino, donde está la visión manifiesta de ti,
el amor perfecto a ti,
la unión bienaventurada contigo,
la fruición de ti por siempre……
…Salmo 7: Vísperas
Pueblos todos, batid palmas, * aclamad a Dios con gritos de júbilo. Porque el Señor es excelso y terrible, * soberano de toda la tierra. Porque el santísimo Padre del cielo, nuestro Rey antes de los siglos, * envió de lo alto a su amado Hijo * y trajo la salvación a la tierra. Alégrense los cielos y salte de gozo la tierra, * retumbe el mar y cuanto lo llena; * gocen los campos y cuanto hay en ellos. Cantadle un cántico nuevo, * cantad al Señor toda la tierra. Porque es grande el Señor y muy digno de alabanza, * más terrible que todos los dioses. Dad al Señor, familias de los pueblos, * dad al Señor gloria y honor, * dad al Señor la gloria debida a su nombre. Tomad vuestros cuerpos y cargad con su santa cruz; * y seguid hasta el fin sus santísimos preceptos. Tiemble en su presencia la tierra entera; decid a los pueblos que el Señor reinó desde el madero Y subió al cielo, y está sentado a la derecha del santísimo Padre en el cielo; * elévate sobre el cielo, oh Dios, * y sobre toda la tierra tu gloria. Y sabemos que viene, * y que vendrá a juzgar con justicia…
Y restituyamos todos los bienes al Señor
Dios altísimo y sumo,
y reconozcamos que todos son suyos,
y démosle gracias por todos ellos,
ya que todos los bienes de él proceden.
Y el mismo altísimo y sumo,
el solo Dios verdadero,
posea, a él se le tributen
y él reciba todos los honores y reverencias,
todas las alabanzas y bendiciones,
todas las acciones de gracias y la gloría,
porque suyo es todo bien,
y sólo él es bueno.
…Nada, pues, impida, nada separe, nada se interponga; nosotros todos, en todas partes, en todo lugar, a toda hora y en todo tiempo, todos los días y continuamente, creamos verdadera y humildemente, y tengamos en el corazón y amemos, honremos, adoremos, sirvamos, alabemos y bendigamos, glorifiquemos y sobreexaltemos, engrandezcamos y demos gracias al altísimo y sumo Dios eterno. Trinidad y Unidad, Padre e Hijo y Espíritu Santo, creador de todas las cosas y salvador de todos los que en él creen y esperan y lo aman; que, sin principio y sin fin, es inmutable, invisible, inenarrable, inefable, incomprensible, inescrutable, bendito, loable, glorioso, sobreexaltado, sublime, excelso, suave, amable, deleitable y sobre todas las cosas todo deseable por los siglos. Amén.
Nel nombre del Señor.
Todos aquellos que aman al Señor con todo el corazón, con toda el alma y la mente y con todas sus fuerzas, y aman a sus prójimos como a sí mismos, y aborrecen sus cuerpos con sus vicios y pecados, y reciben el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, y dan los frutos propios de la penitencia, ¡oh, cuán dichosos y benditos son aquellos y aquellas que hacen estas cosas y en ellas perseveran! Porque sobre ellos descansará el Espíritu del Señor y hará en ellos habitación y morada; y son hijos del Padre celestial, cuyas obras hacen, y son esposos, hermanos y madres de nuestro Señor Jesucristo….