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San Francisco Solano

14 de julio, Apóstol y Predicador de las Américas

14 Julio 2024

Francisco nació en Montilla (Córdoba, España) el 10 de marzo de 1549, tercer hijo de Mateo Sánchez Solano y Ana Jiménez, en el seno de una familia acomodada y noble. Estudió en un colegio jesuita de Córdoba, donde se distinguió por su viva inteligencia y su talante contemplativo y caritativo. Antes de terminar sus estudios de medicina, solicitó y consiguió ser admitido entre los Frailes Menores de la Provincia Observante de Granada; en abril de 1569 vistió el hábito y profesó sus votos al año siguiente.

Siempre austero, paciente, humilde y perfecto en la observancia de la Regla, continuó sus estudios de filosofía y teología en el convento de Santa María de Loreto, cerca de Sevilla, viviendo en un miserable armario junto al coro. Celebró su primera misa el 4 de octubre de 1576. En 1581 fue nombrado maestro de novicios en el convento de Arruzafa en Córdoba, cargo que también desempeñó en el de Sierra Morena, al que fue trasladado hacia el 1583 y donde entonces ejerció también el oficio de Guardián y predicador. En todas partes le acompañaba su fama de santidad y taumaturgo por los milagros que realizaba. Cuando estalló la peste bubónica en la cercana ciudad de Montoro, se ofreció voluntario para asistir a los apestados. En 1587 fue trasladado al convento de San Luis de la Zubia, cerca de Granada, fue un elocuente y muy respetado predicador popular y apóstol entre los enfermos y encarcelados de toda la zona circundante.

En parte para huir de la veneración del pueblo, el 28 de febrero de 1589 Fr. Francisco se enroló como misionero para las Américas; embarcó y llegó a Cartagena, Colombia, en mayo de ese año; desde allí continuó hasta Nombre de Dios (Colón), Panamá, que atravesó a pie para llegar a la costa del Pacífico.

De camino a Perú, el galeón en el que viajaba naufragó. Los náufragos fueron rescatados en medio de mil tribulaciones y Francisco se propuso como padre y protector de aquella comunidad de desesperados, convirtiendo y bautizando a muchos esclavos que también iban en el barco. Tras meses de penurias consiguió llegar a Lima, y luego recorrió otros 3000 km para llegar en 1590 a Tucumán, en el norte de Argentina. Aquí se le confió la responsabilidad de la Custodia Franciscana de San Jorge, fundada en 1565, con la tarea de visitar las misiones. Superadas las grandes dificultades lingüísticas, fundó nuevas misiones, de las que fue doctrinero, ejerciendo un difícil y a la vez fecundo apostolado entre los nativos, de los que llegó a ser evangelizador, pacificador y defensor, favorecido varias veces por el don de lenguas.

En 1595 fue llamado por obediencia a Perú y en el 1602 fue a Trujillo. Predicador enérgico e inspirado, se hizo famosa aquella predicción del 12 de noviembre de 1603 sobre la ruina de la ciudad, que se hizo realidad el 14 de febrero de 1619. De regreso a Lima y nombrado de nuevo Guardián, el 20 de diciembre de 1604 recorrió las calles y plazas de la ciudad con el crucifijo en la mano, suscitando un profundo estado de emoción en todos, incluido el virrey.

También a causa de las penitencias a las que se sometió, tuvo que ser ingresado en la enfermería de Lima el año de 1608. Durante el terremoto del 1609, Fr. Francisco, levantándose con dificultad, quiso animar a la población con su palabra de fe. Murió santamente el 14 de julio de 1610.

Su beatificación tuvo lugar el 25 de enero de 1675 por Clemente X. Fue canonizado por Benedicto XIII el 27 de diciembre de 1726.

Cf. Frati Minori Santi e Beati, a cura di Fr. Silvano Bracci, OFM e Sr. Antonietta Pozzebon, FMSC. Editorial Velar, 2009, pp. 275-277

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