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Dios preserva nuestra libertadEstar conscientes de nuestros dones y debilidades personales nos puede ayudar considerablemente a discernir sobre nuestro camino a seguir. En este sentido también es importante escuchar a nuestros corazones, estar atentos a las relaciones y actividades que nos dan más paz y alegría. Éstos pueden ser los indicios del Espíritu Santo mostrándonos formas creativas de responder a la llamada de Dios, que aún queriendo lo mejor para nosotros nos deja libertad y respeta las elecciones que hacemos. Para conocer la voluntad de Dios también las cosas concretas de la vida nos encaminan a ello, aunque tienen siempre el punto de partida de la experiencia y conocimiento de Jesucristo. Al encontrar la Palabra de Dios en las escrituras, recibimos la luz que "ilumina a todos" (Juan 1:9). Su vida inspira, motiva y dirige la nuestra y al recibirle en los sacramentos recibimos la gracia que nos dará el poder para seguir nuestra vocación. El discernimiento ayuda a intuir la vocación Llega un momento en el proceso de explorar quiénes somos y qué queremos hacer con nuestras vidas en que debemos arriesgarnos e intentar algo. Dios nos ayuda a intuir la manera en cómo hemos de involucrarnos con la comunidad de la fe. Santa Beatriz realizó este camino. Ella se situó en la vida como una mujer en discernimiento. Partió de su tierra natal lusitana, hacia España, como dama de la Reina Isabel de Portugal que se casaría con Juan II, lo que le abría a un montón de posibilidades humanas. Beatriz no se limitó a servir con primor a la Reina sino que descu-brió, en ello, la forma de compromiso que le permitió abrir los ojos a otra realidad, ocupando su corazón en otras sensibilidades, que le ponían en sintonía con el alborear religioso de la sociedad del momento. Supo percibir, en una situación comprometida por los celos de la Reina, la firmeza de una fidelidad por encima de todos los absurdos. Descubrió, en el corazón de los acontecimientos, el paso liberador de un Dios comprometido en la plenitud del ser para cada criatura. Reflexión sobre la andadura a recorrer El discernimiento es la habilidad de ver claramente cuáles son esas fuerzas que permiten ser capaz de identificar, ponderar y finalmente escoger el camino más alineado con los deseos de Dios. Toma en consideración la riqueza y complejidad de la vida de una persona y, más importante aún, asume que Dios está activo en el proceso de toma de decisiones. Esto lo refleja Beatriz, al dejar la corte y dirigirse a Santo Domingo el Real. Allí se presentó como una mujer de clarividencias. Se sintió impulsada a dedicar su vida, por entero, a una determinada vida evangélica. Su escucha atenta al Dios que propone, su docilidad al Espíritu y su sentir con el pueblo el deseo de una experiencia espiritual anclada en la Concepción Inmaculada de María la llevaron a madurar la idea de fundar la Orden. Decisión madurada a la luz del Espíritu Beatriz descubrió, a través de María, el valor de la consagración total a Dios. Se reservó en exclusivo para Él y decidió vivir en ocultamiento voluntario, para dar respuesta a una llamada conscientemente aceptada y que le permitía vivir, en María Inmaculada ,la revelación de quién es Dios y cómo actúa en la historia concreta de la humanidad, en y desde lo pobre y humilde de la tierra. Permaneciendo atenta en la escucha de la Palabra, dejándose trasformar por ella, como María, entendió que ésto lo tenía que desarrollar en clave de Fiat, del ‘Hágase en mí’; actitud que adoptó desde la búsqueda de la voluntad de Dios como tarea, adentrándose en la espiritualidad del abandono, la escucha y la confianza Esta inspiración, fue trasvasada por Beatriz a sus compañeras que, junto con ella, iban configurando la forma de vida que fuese cimiento para las normas canónicas en que la Iglesia la asentase la Orden de la Inmaculada Concepción. Roma, 6 de agosto de 2018 Fiesta de la Transfiguración del SeñorHabía en mi corazón algo así como fuego ardiente, prendido en mis huesos y aunque yo hacía esfuerzos por ahogarlo, no podía. (Jer 20,9)
Fr. Michael Anthony Perry, OFM Ministro general
Prot. 108440