Recibimos y publicamos un artículo de Fr. Fernando Ferrario, OFM, de la Provincia de San Francisco solano, en Argentina, sobre algunos encuentros realizados del equipo provincial de animación vocacional sobre el tema del 800 aniversario de la Regla Bulada.
En este año 2023 donde toda la familia franciscana celebramos el 800 aniversario de la aprobación de la Regla Bulada, desde la Provincia San Francisco Solano que camina en Argentina, priorizamos vivir este centenario, cercanos a los y las jóvenes.
A inicios del año, los frailes y los laicos y laicas que conformamos el equipo provincial de animación vocacional, nos preguntamos ¿Cómo compartir con las juventudes este acontecimiento? ¿Cómo volverle a ellos y ellas cercano este texto escrito en una cultura y con un lenguaje muy diferente a los del siglo XXI? ¿Qué camino recorrer para encontrarnos con la belleza, la hondura y lo provocativo de las páginas escritas de la “Regla y Vida de los hermanos menores”?
Nos inspiró profundamente redescubrir que Francisco de Asís y los primeros hermanos tuvieron que atravesar procesos largos de búsquedas, preguntas, idas y vueltas, discernimiento a partir de la experiencia vivida. Nos sedujo la intuición de Francisco de convocar a los llamados capítulos de las esteras, donde todos tenían voz, donde se encontraban para dialogar, intercambiar experiencias, escucharse, corregirse, animarse. Y nos iluminaron las tensiones vividas en ese famoso capítulo de las esteras de 1223 por las posturas diversas con las que los hermanos entendían cómo debía vivirse.
Fue así como decidimos convocar a los jóvenes a encontrarnos al modo capítulo de las esteras y compartir ¿Qué venimos viviendo los jóvenes de hoy? ¿Qué nos pasa en nuestra vida cotidiana? ¿Qué buscamos, que deseamos?
¿Jesús y Francisco tienen algo para decirles a nuestro hoy, a nuestras propias vocaciones?
Fueron tres encuentros, uno en cada una de las tres zonas geográficas con las que comúnmente nos organizamos en la provincia, que a su vez son tres zonas con características culturales y desafíos y posibilidades bien diversas.
Nos convocamos bajo el lema “Todo lo que me conmueve, me conduce” y resonó a lo largo de esos días a modo de eco incesante la canción “La esperanza despunta ya”
Estos encuentros también tuvieron la intención de responder a un pedido insistente de los jóvenes que es la sed y necesidad de formarse. Por eso nos adentramos en la humanidad de Jesús y de Francisco de Asís. En un primer momento conectando con las grandes conmociones que vivieron ellos, lo que nos permitió caer en la cuenta de que fueron personas que se dejaron conmover por la realidad, por su gente, por el Dios presente en la historia de tantas y diversas maneras.
Para después en un momento personal y de fraternidades conectar con todo aquello que a mi me conmueve…y a vos ¿Qué te conmueve? ¿Qué deseas? ¿Cuáles son tus sueños?
Al día siguiente dimos un paso mas y vimos como también en Jesús y en Francisco al querer caminar guiados por sus deseos y sueños atravesaron dificultades, experimentaron crisis y fue necesario tener que discernir y optar.
Una vez mas las rondas de escucha y dialogo fueron el espacio y el modo de compartir ¿Cuáles son mis dificultades, mis temores, mis incertidumbres? ¿Qué pasos quiero, pero no me animo a dar?
Todo aquello que me conmueve ¿hacia donde nos conduce?
Desde esta inquietud algunos jóvenes con mas tiempo recorrido y que han adoptado la espiritualidad franciscana como opción de vida, nos fueron compartiendo sus conmociones y sus pasos dados en la vida. Compartió un fraile joven en formación, algunos jóvenes que se formaron y optaron por proyectos ecológicos y al cuidado de la tierra, otros que desde sus profesiones optaron por estar al servicio de personas con problemáticas de consumo, en barrios marginales y acompañando familias vulnerables, y otros jóvenes que fueron dando pasos por generar espacios de contención y cuidado a víctimas de violencia, violencia de género, y cuidando los derechos y las vidas de los pequeños.
Toda una tarde compartiendo como queremos vivir como jóvenes franciscanos hoy.
Después de estos tres encuentros con más de 150 jóvenes, percibimos una vez mas el regalo de esta forma de vivir, de entender y de ser en el mundo. Al mirarnos antes de las despedidas, para volver a nuestros hogares volvieron a pronunciarse en cada uno aquellas palabras de los discípulos después de la experiencia personal e íntima con el resucitado ¿acaso no ardía nuestro corazón en el camino?
Fueron días de celebrar el no sabernos solos en este camino, sino que somos familia, que #SomosSolano.
